Eloy Rubio Carro
Colección Poéticas del desencuentro 8
Formato: 20,5 x 13,5 cm.
Rústica con solapas. 84 páginas
ISBN 978-84-948475-4-7
PRECIO: 15 €
AGOTADO
Eloy Rubio Carro, astorgano del barrio de Santo Toribio, fue profesor de filosofía a media jornada, periodista a ratos, fotógrafo de afición y poeta ocasional.
Publicó artículos sobre pedagogía y gitanismo en ‘Nevipens Romaní’, de crítica literaria en Astorga Redacción, Tam Tam Press y el Faro de Vigo. También colaboró con el grupo literario ‘Manual de ultramarinos’
La vida la pasar es su segundo libro de poemas, tras el extraviado Pajaroquealanochesederrama. También publicó, allá por ‘la movida’, en Vigo, una recopilación de cuentos en edición no venal Oh dios oh, esto no es el paraíso.
Poeta a cuenta gotas, siempre se disculpó y perjuró que esta sería la última vez.
Falleció en Valdespino de Somoza el 3 de mayo de 2024 a los 66 años.
CHISPAS EN LA OSCURIDAD
A José Luis Puerto
La liana es lo que cura,
lo que lleva al círculo a orbitar si se piensa,
quiero decir si el círculo en sí mismo se piensa.
La locura y la fresca que llega de la calle
por el río y el cerezo aupadas,
una brisa que danza
y encrespa los pechos y resalta el pubis
en la tela que ondula
de las ninfas en danzón de Cuba.
Pezones que salpican de arboleda
el divino manjar de la serpiente.
Clava la miel el día de narcosis,
el vuelo de la mariposa
a medio aire parada en el bucle de laca
que la calle gana...
Signos del cambio y movimiento:
pájaros de estampida en la cal del muro,
el acíbar frutal
de mordedura
temblando en temblor de álamo;
y vosotros, cuantos hombres
hubiere sensibles al amor...
Ceden los cortinajes a sus suavísimas
ondas,
a una lumbre viciada, desvalida
que entremete los cuerpos
en delirantes sacudidas, rítmicas:
Vuela un viento de confín
con esa nube de laca que paraliza las alas.
Cerraba la puerta con sigilo, con tacto
se nos dijo;
yo creo que entró arrobado
absorto, envanecido,
al estupor de la sala...
Niño en el zaguán
de la serpiente, álamo
de agua en el azogue.
Sinuoso el paso
la sombra incita
de la arena en lazo
lo que escribe
enlaza.
Bien que quisiera despertar las sombras,
recomponer sus trazos;
la arboladura de cerezo
a borbollón
por la ventana, sus trinos y verdascas;
pero también los gestos que al tiempo desvanecen
a parar a un rostro.
Cuántas maneras las de un rostro...
A la gallina ciega, el embrión
tienta la cara
en mar que se respira
y hace.
La mar boquea sus lirios de plata,
el sordo susurro de los huesos
que por el fondo arrastran.
Tiembla
en envés la ola
de luz de la tarde
que en paño de frescura
ondea,
y un dios viene
desmigando el dolor
de su sangre
a la danza de nínfulas.
Un rostro de ceguera
que te atrapa.
Qué quieren, Qué de quién quieren...
Pudiera yo
con aquel niño jugar
a la arbolada,
a la ola
de luz por el juncal
donde son de mar
las huellas;
luego un reflujo,
cuanto de azul se deshilache el agua
en sombra inmensa.
Sobre esos pies, descalzo vuelve
el que vuelva niño...
Pablo, abuelo, tu risa es mi sonrisa.
Brota mi tristeza de una rama antigua
que agota la llama, abuela Juana.
Padre
no dormimos, padre,
duerme un niño en esta casa,
un niño de apenas habla,
oigo voces, el gesto
de urdirse la palabra.
A sí se halla a la primer palabra:
Dice de hiel de dulcedumbre,
de tristeza rosas
de la sangre...
Conquistar el pan y la libertad
Alejandro Martínez Rodríguez
Valle durmiente
Víctor M. Díez
¿Me das un beso?
Arturo Abad y Patricia Gutiérrez
El proyecto Bidón y Los Catalinos
César Núñez
#HayQueSeguirCantando
El Solito Trovador
Ser o no ser
Javi Morán
De musgo y piedra
María Paz Martínez Alonso
Tiempos extremos
José Álvarez González
Las horas vivas
Ángel García Alonso
Pequeño universo sonoro
Polaroids
Astorga Rock
Jesús Palmero (ed.), Ricardo García y Javier del Otero
Alboradas en los zurrones del pastor
Abel Aparicio
Tiemblos
Ángel García Alonso
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